No era tarea fácil largarse de allí, el procedimiento empleado por el Comandante Pardo consistió en desplazar primeramente el hielo por acción de la hélice, antes de dar atrás, luego, dio atrás con la maquina, hasta tocas apenas los trozos de hielo suelto, y la detuvo, dejando que la sola viada hiciera penetrara a la nave entre ellos.

Las órdenes del comandante pardo se sucedían:

¡Avante, para, despacio atrás, para!



Hasta que en su segunda embestida, la escampavía Yelcho, zarpó rauda de la Isla Elefante, a su mejor andar y ¡cargada de gloria! El comandante Pardo y sus valientes habían rescatado a los 22 náufragos británicos de la Isla, en pleno invierno austral, y con su coraje y pericia habían escrito una brillante página en la historia de Chile y de su Armada. “El piloto Pardo, con gran habilidad y sin moverse del puente de mando, guía a su nave por esos mares que estaban saturados de témpanos y banquisa hasta llegar a la Isla Elefante. Los vientos habían quebrado el hielo y una pequeña huella o espacio se había producido en ese lugar, espacio que se abría hasta llegar donde estaban los náufragos, logrando rescatarlos en muy breve tiempo, ya que era muy peligroso y arriesgado pernoctar en ese lugar, por la condiciones climáticas muy cambiantes en pequeños espacios de tiempo y los hielos flotantes circundantes. Todo este recate se hizo a la mayor velocidad posible, logrando con esto un éxito mayúsculo en el salvataje de los náufragos, quienes se encontraban pacientemente y confiando plenamente que el jefe de la expedición los rescataría”. Sir Ernest Shakleton, diario de su viaje.

Fuente Libro “Lecciones de un Rescate. Piloto Pardo y el salvataje de la expedición de Shackleton a la Antártica por la Armada de Chile” De Alfonso M. Filippi