Click acá para ir directamente al contenido

Sábado 21 de mayo de 2011

Discurso del Comandante en Jefe de la Armada durante el Homenaje a las Glorias Navales en Valparaíso

Imprimir artículo A+ A-

En este día glorioso y en presencia de las más altas autoridades de la República, que además coincide con el año del Bicentenario de nuestro Congreso Nacional, nos reunimos para conmemorar el Combate Naval de Iquique y recordar a nuestro héroe máximo, el Comandante Arturo Prat Chacón. Lo que Prat representa para nosotros es un héroe; un hombre que se levanta desde su condición económica o restricciones sociales y que, consciente y deliberadamente, crea una situación que le permite alterar el curso de la humanidad o de su sociedad.

¿Cómo y por qué es que Prat llega a ser un héroe?
¿Qué es lo útil o valioso que nos deja su ejemplo?

Lo más característico del héroe es que no llega a serlo desde la nada; no es el resultado de un impulso súbito, ni de un momento de exasperación o ira.

El héroe es el resultado final de un desarrollo personal y de una actitud de vida previa, y ahí reside su valor social. Nos muestra cómo la excelencia de cierta forma de ser; de vivir de acuerdo a ciertos valores; de ajustar la conducta a ciertos principios; produce como resultado acciones de impacto social potente y duradero.

¡¡Cómo una persona normal, ante una situación extraordinaria, puede resolverla de acuerdo a sus valores y no a sus temores!!

Prat provenía de una familia educada, pero de escasos recursos económicos, que compensaba esta restricción con una fuerte conciencia del valor de la educación y de su impacto positivo en los valores de la persona. Su ingreso a la Escuela Naval, fue la solución que encontró su madre viuda, para que completara su educación, que de otra manera hubiera quedado inconclusa.

Fue un alumno estudioso y comprometido. Sacó todo el provecho posible de la oportunidad que le dio la Armada, y llevó su formación personal y profesional tan adelante como le fue posible.

Su vocación intelectual excedió a la del común de los Oficiales de Marina de la época. Obtuvo su licenciatura en Filosofía en 1871 y, tres años después, su título de Abogado. Ejerció como profesor y prestó servicios legales en forma gratuita y voluntaria.

Sus intereses extra profesionales no siempre fueron apreciados positivamente, pero Prat no cedió y nunca los abandonó, y la Armada recurrió a ellos cuando fue necesario. Su brillante comisión confidencial en Argentina, el año 1878, son una muestra de cómo su amplia formación fue un aporte invaluable para analizar, sabia y profundamente, la situación política y naval en ese país, en que la se creía era la víspera de una guerra entre ambas naciones.

Su amor al estudio, le proporcionó una vasta cultura y una notable agilidad mental, que le permitía tratar con propiedad una amplia variedad de temas y problemas.

Se casó y formó una sólida familia, pese a las restricciones materiales que implicaba su profesión, con extensas ausencias impuestas por el servicio. Amó a su esposa e hijos, y se los demostró con devoción y fidelidad manifiesta. Fue un jefe preocupado, justo y cercano a sus subalternos.

Tenemos ante nosotros a una persona especial, muy sobre el promedio; un líder, un hombre con carácter fuerte, decidido y profundamente comprometido en sus diversos roles: paternal, profesional, social y de líder naval en el combate.

Pero eso aún no hace a un héroe; se necesita más; se necesita la prueba que marca la diferencia entre Prat y un marino común, y ella se produce en Iquique, un 21 de mayo de 1879:

Algunos días antes, el 17, el Almirante Williams reunió a todos los Comandantes de Buques presentes en la bahía, para exponerles su plan de operaciones y dar las órdenes pertinentes. Cuando los despidió a medianoche, el Almirante Williams le pregunta a Prat: "Bueno Comandante, y si lo sorprende el Huáscar, ¿qué va usted a hacer?, a lo que Prat responde, con absoluta convicción, "Almirante, ¡¡lo abordo!!"

Este diálogo muestra una decisión tomada en forma fría y calculada, consciente de sus implicancias y consecuencias. Prat evaluó la situación táctica, apreció que sus posibilidades de éxito eran escasas y tomó la decisión de hacer aquello que era posible con los pocos recursos de que disponía, no buscando la muerte, sino que asumiendo su compromiso para cumplir su misión. Prat buscaba la victoria, no la muerte. ¡¡Era un marino chileno y estaba tratando de cumplir con su misión!!. Y el 21 de mayo, a mediodía, lo hizo: abordó la nave enemiga, avanzando él a la cabeza, seguido de los que pudieron escucharlo en medio del estruendo del combate y estaban en condiciones de acompañarlo.

La sociedad chilena reaccionó a su ejemplo y su figura pasó a ser patrimonio popular, "modelo y propiedad del pueblo chileno"; se transformó en ejemplo de ciudadanía, de valores personales y sociales. De vida espiritual, familiar y patriótica.

Su liderazgo guerrero, se potencia en su vertiente cívica como ciudadano que cumple su misión y hace de los hombres a su cargo mejores personas en todo sentido. Prat se convierte en modelo de responsabilidad y compromiso social. ¡¡En un ciudadano ejemplar!! Todo, sin dejar de ser persona de carne y huesos; con afectos, preocupaciones, problemas, frustraciones y momentos de exaltación.

Prat es un héroe patriótico, no nacionalista. Representa el sereno compromiso de un hombre decente con lo que es bueno para su Patria y para los chilenos. Prat, como reconocen los más diversos sectores de nuestra sociedad, es un héroe que une y no uno que suscita polémica. ¡¡Prat es de todos!! Es bueno para Chile que sea así, y debe de continuar siéndolo, y para eso debemos cuidarlo.

Enfrentó el combate con determinación, persistencia y una tenacidad de hierro. Con la convicción de que las situaciones críticas son para enfrentarlas, no para lamentarse.

"El accidente de la mina San José", nos confirma que los valores que nos mostró Prat siguen vivos y potentes entre los chilenos. Tanto los mineros atrapados, como las autoridades, los técnicos, las familias de los mineros, la ciudadanía toda; sin estridencias, con serenidad, con eficacia técnica, con determinación, con solidaridad, con tenacidad que se sobrepone a todas las dificultades y los fracasos parciales; sigue adelante, sin rendirse, sin cansarse, sin buscar excusas, haciendo bien todo lo que hay que hacer, hasta alcanzar el éxito. Entre ellos, también estuvo la Armada y su gente. Las cápsulas Fénix, los técnicos que las construyeron, los Oficiales y Gente de Mar presentes en la mina, son demostración que ese compromiso no es sólo una expresión, sino que una acción concreta.

Dos de los nuestros, que bajaron valientemente hasta las entrañas mismas de la tierra, en busca del rescate de sus connacionales en desgracia, y que actuaron como verdaderos héroes de la paz; hoy, en el día de las Glorias Navales, serán reconocidos por nuestro Presidente de la República, en breves instantes más, con la distinción más alta para testimoniar un acto de arrojo y valentía: "La Condecoración al Valor".

Estas dos situaciones muestran nuestros mejores momentos como nación; muestran como nos agrandamos en la adversidad; muestran como Chile es capaz de grandes cosas, de comportamientos asombrosos cuando estamos unidos y determinados a salir adelante.

En este día tan especial, invito a los marinos de mi patria -y a todos mis compatriotas- a esforzarnos en poner la excelencia como meta en nuestras acciones; a ajustar nuestro comportamiento a los valores que sustentamos; a vivir de acuerdo a ellos. Esta forma de hacer las cosas, esta manera de enfrentar los desafíos, aplicados a la cotidianeidad de nuestras vidas, nos permitirá resolver los problemas y carencias que aún afectan a muchos chilenos, y enfrentar con éxito las oportunidades y desafíos de nuestros días.

Chile avanza; lo vemos y vivimos a diario, y su Armada es parte de ese progreso, para lo cual se ha fijado grandes metas: La visión estratégica que la Armada tiene de sí misma es: "Ser una Marina de Aguas Azules reconocida, respetada y valorada en la Región Latinoamericana y del Pacífico Sur; que contribuye enérgicamente con la Política Exterior de Chile, a través de una interoperatividad con estándares OTAN; y que constituye un Servicio Marítimo Nacional y Público de excelencia".

Metas ambiciosas, pero alcanzables; y en eso estamos.

La Armada tiene dos funciones básicas: Primero: conseguir y ejercer el control del mar necesario para la defensa del territorio nacional y para la protección de su comercio internacional y conectividad marítima; y segundo, en un mundo que funciona en base al libre mercado y la cooperación internacional, aportar la capacidad de acompañar y apoyar a la política exterior de Chile.

Señor Presidente y Distinguidas Autoridades que nos acompañan: con el mismo entusiasmo, dedicación y decisión con que nos preparamos y estamos listos para proteger lo nuestro, estamos también listos para acompañar las iniciativas de Chile en la región y para enfrentar los grandes desafíos que su gobierno ha planteado a Chile en el Pacífico, particularmente en la conformación y operativización del Arco o Cuenca del Pacífico.

Protección y Proyección; "protección" de lo nuestro y apoyo a la "proyección" de los intereses de nuestra Patria; "liderazgo y cooperación". Son las dos vertientes del Poder Naval de Chile en el siglo XXI.

Chile siempre ha contado con la Armada para estar en la vanguardia de sus desafíos de cualquier orden; el siglo XXI no será la excepción de aquello.

"El futuro esplendor de Chile" es el presente: En términos simples, "El Poder de Ahora". Siguiendo el ejemplo de Prat, avancemos con determinación, tenacidad y perseverancia hacia el desarrollo que nuestra Patria merece, con preparación completa y detallada; sin improvisaciones, con exactitud y austeridad, con solidaridad y amistad; sin vacilaciones.

Muchas Gracias.