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Viernes 24 de diciembre de 2004

Saludo navideño del Comandante en Jefe de la Armada

Recalcó a la Familia Naval el espíritu verdadero de estas fiestas, para conmemorar cristianamente el nacimiento del niño Jesús

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El Almirante Vergara llamó a conmemorar cristianamente el nacimiento del niño Jesús.

Valparaíso. Servicio de Relaciones Públicas de la Armada. En una ceremonia interna, en el hall principal del Edificio "Armada de Chile", en Valparaíso, el Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Miguel Ángel Vergara, entregó un mensaje navideño, en que recalcó a la Familia Naval y a la Institución el espíritu verdadero de estas fiestas, para conmemorar cristianamente el nacimiento del niño Jesús.

Asimismo, a los presentes los instó a reflexionar durante noche buena, en comunión con sus familias y vivir intensamente los valores que nos enseñó Cristo, y entregar nuestro amor olvidándonos de nosotros mismos. El Almirante Vergara, en su mensaje a la gran Familia Naval manifestó que "el sentido profundo de la navidad es conmemorar el nacimiento del Hijo de Dios, que se hizo hombre y habitó entre nosotros".

"En estas festividades navideñas, me es grato hacerles llegar a todos los hombres y mujeres que laboran en la Armada, un cordial y afectuoso saludo; en particular a quienes están de guardia, navegando o alejados del terruño. Les deseo que la paz de Dios llegue a vuestros corazones.
Más allá de la tradicional cena y de los consabidos regalos, los insto a reflexionar unos minutos en el sentido profundo de la navidad. Recordamos el acontecimiento más grandioso que ha ocurrido en la historia: el nacimiento del hijo de Dios, que se hizo hombre y habitó entre nosotros. Vino a enseñarnos el secreto para alcanzar la verdadera paz y la verdadera felicidad: "el olvido de uno mismo para abrirse a Dios y a los demás".

 

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Dios nunca ha querido atemorizarnos ni imponernos nada, porque es muy respetuoso de nuestra libertad. Por eso, quiso hacernos llegar su mensaje a través de un niño que nació indefenso y desamparado, en un pesebre, en Belén, hace poco más de dos mil años. No obstante, porque nos ama, desea fervientemente que lo acojamos.

En Belén no quisieron recibir a Cristo y hubo de huir a Egipto, en brazos de María y José. Hoy, las puertas del materialismo y del consumismo tampoco dejan que Cristo entre. Abrámosle esta noche de par en par nuestra alma para decirle: "sí, ven a nacer en mi corazón, porque quiero aprender a amar".

Que tengan una feliz navidad y un muy próspero año nuevo."