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Viernes 10 de febrero de 2006

Romería a Boya Esmeralda por aniversario de Bomberos

Apoyados por tres buques y personal de la Cuarta Zona Naval, integrantes de la 14 Compañía de Bomberos de Iquique efectuó un homenaje a héroe naval que da nombre a su unidad

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Iquique. Departamento de Relaciones Públicas de la Cuarta Zona Naval. En una actividad que se realiza por primera vez en la ciudad de Iquique y que permitió a los veraneantes que visitan la ciudad este verano, tener una muestra de las celebraciones que se efectúan tradicionalmente los 21 de mayo, la totalidad de los integrantes y directivos de la 14 Compañía de Bomberos efectuó la tradicional romería nocturna de la víspera del combate naval en horario diurno, desplazándose en formación por las calles de la ciudad de Iquique, desde inmediaciones del Edificio de la Gobernación Marítima, edificio de la antigua Aduana donde se depositaron los restos de Prat, la catedral en dirección hacia la Base Naval, acompañados por una compañía conformadas por bomberos y marinos.

 

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Los uniformes de marinos y bomberos juntos en esta marcha simbolizaban el espíritu de ese joven guardiamarina de 25 años que se inmoló en la cubierta de la corbeta esmeralda disparando el último cañonazo antes de sumergirse hasta la eternidad.

La delegación de Bomberos y la Armada, se dirigió al Muelle Naval para embarcarse en la Lancha Misilera "Riquelme", dependiente del Comando de Misileras Norte y navegó acompañada de las Lanchas de Patrullaje Costero "Hudson" y "Bolados" que recibieron sus nombres de grumetes de la Esmeralda, hasta el lugar exacto donde yacen los restos de la Gloriosa Corbeta donde se realizaron los honores de pitos y se depositó una ofrenda floral recordando a los héroes que inmolaron su vida por la patria y en espacial por el Guardiamarina Riquelme.

 

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Momentos antes de la ofrenda floral, Mauro Pizarro Cruz, Director de la Compañía de Bomberos N° 14, precisó que "esta acción tiene trascendencia en la tradición de todos los chilenos, quienes supieron demostrar lealtad y sacrificio ante oportuna y singular gesta heroica en donde murió en el momento mismo en que la bandera, izada en la mesana de la corbeta, se perdía en el mar".

Más tarde y sellando el espíritu de hermandad que destacó durante la realización de la actividad, el Comandante en Jefe de la Cuarta Zona Naval (S), Capitán de Navío Kenneth Pugh Olavarría agradeció a la Compañía de Bomberos número 14 de Iquique, a nombre de la Armada de Chile, este hermoso gesto en que se honra la memoria de un marino ejemplar.

Historia

El Guardiamarina Ernesto Riquelme Venegas nació en Santiago el 14 de abril de 1852. Sus padres fueron don José Riquelme, el primer taquígrafo que hubo en Chile y la señora Bruna Venegas, distinguida educadora.

Imagen foto_00000002Se graduó de Bachiller del Instituto Nacional en 1870 y cursando la carrera de Derecho conoció a un Oficial de Marina que, con grandes sacrificios personales, esperaba titularse de Abogado,naciendo entre ellos una gran amistad. Este marino era el Capitán de Corbeta Arturo Prat Chacón, que despertó la vocación por el servicio a la patria en el mar del joven Ernesto Riquelme. Como oficial curso la especialidad de Torpedos en Gran Bretaña y a su regreso al país se retiró, uniéndose a la Bomba Sur, mas tarde la Segunda Compañía de Bomberos de Santiago, en donde servio hasta que volvió a reincorporarse a la Marina, para servir en la Guerra.

Cuando la "Esmeralda" se hundía de proa en la rada de Iquique, herida de muerte por el fuego y espolonazos del Huascar, el Guardiamarina Riquelme, al mando de la artillería de popa, preparó un cañón y aferrándose a la borda como pudo para no caerse, dio fuego en el último esfuerzo por dañar al monitor, desapareciendo en el mar.

Este joven Guardiamarina personifica en la Historia Naval de Chile al héroe de la juventud chilena: sentimental, músico, bombero, altruista, estudiante de Derecho y poeta; que fue capaz de mostrarse como un marino heroico al confirmar con la última descarga de su cañón, la decisión del Comandante Prat, su amigo, su jefe, de no arriar jamás la bandera nacional ante el enemigo, aún cuando se combatiera en inferioridad de condiciones.