Lunes 26 de febrero de 2007
Proyecto Centro de Entrenamiento de Escape de Cabina Sumergida
Hoy en día, el concepto de seguridad representa una parte fundamental en todo tipo de actividades que realiza el ser humano, no importando el ámbito de desempeño. La disminución de las tasas de muerte y accidentes es una preocupación constante de casi la totalidad de las organizaciones que administran recursos humanos y que entienden el valor de una política clara con respecto al cuidado de la vida. No obstante, muchas veces no basta con solamente organizar, sino que además es imprescindible entrenar.
Desde un punto de vista práctico, sería casi imposible generar un protocolo de entrenamiento para todas las posibles situaciones de riesgo que existen, o simplemente tener la infraestructura adecuada para dar el realismo suficiente al entrenamiento para enfrentarlas. Por lo tanto, sólo podemos encasillar y definir algunas situaciones, que por su estadística de ocurrencia o fatalidad de sus consecuencias, adquieren una importancia implícita y prioritaria.
Desde sus inicios, la aeronáutica fue considerada una actividad riesgosa, reservada sólo para aquellos que tenían una actitud temeraria ante la vida; sin embargo, hoy en día la experiencia muestra que es el medio de transporte más seguro existente en el mundo. Esto último, no fue logrado por una casualidad, sino por un constante mejoramiento a través del tiempo de los procesos, rutinas y labores de todos los ámbitos relacionados con la aviación, enfocados hacia un solo objetivo: prevenir.
Pero, pese a la permanente preocupación de prever todas las situaciones de riesgo, existen ocasiones en que sólo queda actuar ante hechos inevitables y tratar de salir indemne de un accidente. Una de ellas es el amaraje de una aeronave tripulada.
En 1982, producto
de una serie de accidentes de aeronaves que cayeron al mar, con la consecuencia de muerte de tripulantes por inmersión, nació la idea en Estados Unidos de construir un simulador para entrenarse en el escape desde una cabina sumergida. Pero el verdadero impulso para realizar un verdadero centro de entrenamiento, fue el 9 de diciembre de 1999, cuando un CH 46 perteneciente a la Infantería de Marina de los Estados Unidos enganchó una rueda en una de las mallas de seguridad de la cubierta de vuelo. Resultado: amaraje. De 18 tripulantes, 7 Infantes de Marina murieron. El helicóptero demoró 40 segundos en hundirse. A partir de este día se dio un impulso generalizado a crear la conciencia de la obligatoriedad de este entrenamiento para las dotaciones de vuelo.
La estadística mundial es lapidaria: a lo menos se presentará un amaraje por cada 100.000 horas de operación sobre mar. Del 100% de estos amarajes, el tiempo de alerta es 92% en menos de 1 minuto. De este 92% con menos de 1 minuto de advertencia el 78% tiene menos de 15 segundos para poder reaccionar.
¿Y que hay de nuestro país?
En Chile no estamos ajenos a estas estadísticas, más aún cuando en nuestra propia Aviación Naval hemos lamentado accidentes de similares características y consecuencias. Inicialmente, la única posibilidad de un entrenamiento se daba en el Centro de Entrenamiento de Escape de Cabina Sumergida de Sao Pedro de Aldeia, en Brasil. Si bien es cierto que en dicho centro el objetivo de familiarizar a las dotaciones de vuelo con una posible situación extrema se cumple, la periodicidad del entrenamiento, está lejos de ser la más adecuada.
Por esta razón, la Aviación Naval desarrolló la idea de construir un "Centro de Entrenamiento de Escape de Cabina Sumergida", denominado proyecto ACHERNAR, para entrenar a todas las dotaciones de vuelo.
El proyecto tuvo una excelente acogida, por lo que se aprobó y comenzó su construcción a mediados del año 2006, en la Base Aeronaval Viña del Mar, con fecha de entrega en marzo del 2007, cuyo Jefe de Proyecto es el Capitán de Fragata Jean Paul Fresard Curti, de dotación de la Comandancia de la Aviación Naval.
¿En qué consiste un Centro de Entrenamiento de Escape de Cabina Sumergida?
Básicamente es un estanque de agua o piscina en el cual se sumerge a una cierta velocidad, en forma controlada por medio de un brazo hidráulico, una cabina tripulada de características similares a las de una aeronave. En este contexto, se trata de simular casi en su totalidad los efectos de desorientación espacial bajo el agua y familiarizar en forma real a la dotación en una situación extrema, enseñándoles cómo poder escapar y sobrevivir ante tal eventualidad y no morir por inmersión. Por tal razón, se debe contar con la infraestructura adecuada para poder entregar una simulación segura y dar los conocimientos suficientes de equipamiento y fisiología humana, para que cada persona conozca su cuerpo y las diferentes reacciones que se manifiestan ante el stress de un accidente en el agua.
Si bien es cierto la explicación parece simple, la materialización no lo es, ya que todo se debe hacer bajo ciertas especificaciones bastante rígidas que permitan un entrenamiento seguro, con la aplicación de la mejor tecnología y equipamiento del momento en esta área y tener por sobre todas las cosas al personal adecuado para realizar una instrucción de calidad inmejorable.
¿Qué se practica en el Centro de Entrenamiento de Escape de Cabina Sumergida?
Inicialmente se imparte una etapa de instrucción teórica muy similar a la de un buzo autónomo, considerando conocimientos de fisiología humana, física de cuerpos sumergidos y equipos de seguridad, lo cual permite saber a grandes rasgos cómo es el medio al que se enfrentarán los alumnos más adelante.
Posteriormente, se inicia la etapa práctica, con ejercicios muy simples de acostumbramiento al medio: natación, ejercicios de flotación, respiración, relajación, etc., hasta llegar paulatinamente a mayores grados de complejidad.
Ya en la piscina, con la etapa de instrucción inicial realizada, el instructor explica el primer ejercicio a los asistentes y alumnos, consistente en invertir una silla en el agua, para acostumbrar a los alumnos en la sensación y practicar la posición de seguridad. Posteriormente y en forma gradual se insertan una serie de dificultades a los ejercicios hasta llegar a que los alumnos asuman sin aviso la posición de seguridad como prevención ante un amaraje inminente.
Una vez en el simulador, este es sumergido e invertido y los alumnos activan los dispositivos de apertura de emergencia de las puertas con la mano más cercana, posterior a que se detenga el movimiento de la cabina. En ejercicios más avanzados, ciertas puertas son "bloqueadas", por lo que los alumnos deben buscar una salida alternativa. Manteniendo una mano siempre apoyada en el simulador, los alumnos sueltan sus arneses con la otra mano y buscan la salida, lo que permitirá que no se desorienten. Una vez afuera de la aeronave, deben nadar hasta la superficie, manteniendo una flotabilidad adecuada y control de sus reacciones, en espera de ser rescatados.
Achernar deja de ser una idea y pasa a ser la materialización de uno de los proyectos de innovación mas importantes de los últimos tiempos, con infinidad de potencialidades y beneficios directos a todos sus usuarios, quienes a su vez tienen la obligación de mantener su vigencia a través del tiempo, mejorando cada vez mas el estándar de conocimiento de las futuras generaciones.
Fuente: Aviación Naval