Jueves 17 de octubre de 2013
Minustah presta apoyo a ONGs en Haití para concretar sus obras
En julio de este año, la escuela de niñas "República de Chile", ubicada en Puerto Príncipe, despedía el período escolar como muchas otras veces. Organizaron un número artístico y una premiación para las alumnas con las mejores calificaciones. El colegio, que originalmente estaba ubicado en la calle Magloire Ambroise, cuenta con escasos recursos, los que podrían haber disminuido aún más si hubiesen tenido que pagar los costos de mudarse a otro lugar para no tener problemas con el uso del suelo. Realmente un cambio de emplazamiento resultaba ser una quimera, desde el punto de vista humano y financiero.
El sueño de la Fundación América Solidaria, a cargo de este proyecto educacional, era trasladar prácticamente toda la escuela a un punto más cercano a Cité Soleil, donde esperan levantar su ubicación permanente. "Un trabajo bastante oneroso. Y es que las familias no podrían haber pagado el dinero que nos cobraba una empresa de construcción y desmantelamiento. Además la escuela simplemente no lo podía asumir", admitió Pilar Philips, una de las voluntarias de esta fundación internacional que trabaja por el bienestar de los haitianos. Pero ella y el resto de sus colegas no se resignaron y decidieron solicitar la colaboración de la XVIII° Compañía de Ingenieros de Construcción Horizontal Chileno- Ecuatoriana.
Ante los recortes y las dificultades, había que agudizar el ingenio y pedir ayuda a las instituciones castrenses que trabajan para la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah). Es lo que están haciendo algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) para poder cumplir con sus funciones, e incluso reconstruir una escuela. El trabajo compartido entre la Minustah y las ONGs presentes en Haití se está convirtiendo en una alternativa recurrente, "que muchas veces es la mejor", explica el Force Commander de la Minustah, Teniente General Edson Leal Pujol. La primera autoridad de la Misión agrega que se deben aunar fuerzas y potenciar recursos.
Las estadísticas entregadas por la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (Resdal) coinciden con lo expresado por el Teniente General Leal. Un informe de esa organización elaborado en febrero del 2011 estipula que el trabajo mancomunado entre civiles y militares está aumentando cada vez más desde que se produjo el terremoto en febrero de 2010. La catástrofe provocó la creación de la JOTC, (Fuerza de Tarea Conjunta de Operaciones, por sus siglas en inglés). El organismo coordina las actividades que los entes civiles, militares y policiales desarrollan en conjunto, abriendo un sinnúmero de posibilidades de cooperación.
Apoyo en el lugar
El sábado 5 de octubre, alrededor de las seis de la mañana, el personal voluntario de la Compañía que iría a trabajar en el desmantelamiento del colegio estaba listo para iniciar las faenas. La primera fase consistía en desarmar los paneles de madera del recinto escolar, acopiarlos en el camión y trasladarlos hasta el nuevo sitio. "Hubo que ser extremadamente cuidadoso para recuperar la mayor cantidad de materiales de construcción utilizados originalmente", explicó uno de los miembros de la Compañía del Ejército de Chile que participó en la obra.
A medida que avanzaba la hora, el trabajo se tornaba más agotador. Pese a ello, el contingente estaba conforme con lo que se estaba realizando. "Creemos que las niñas se merecen algo más. Todos tenemos un buen recuerdo de cuando éramos pequeños y eso es lo que quisimos darles", dijo un representante del Ejército del Ecuador.
El domingo 6 de octubre, las tareas se iniciaron con la limpieza y nivelación del terreno. Ello implicó la tala de algunos árboles viejos con termitas, además del desmalezamiento de la superficie.
Durante esta segunda jornada, participó un nuevo grupo de voluntarios de la Compañía. Se estableció una rotación de modo que la mayor cantidad de efectivos pudiese cooperar con la tarea.
"Toda esta situación fue nueva para nosotros. Ves que hay una necesidad, puedes resignarte y quedarte quieta o buscar soluciones imaginativas como la colaboración de una entidad que tiene más recursos y buena voluntad. Es inevitable implicarte", dice Pilar Philips. Ella y el resto de los profesionales de América Solidaria mostraron agradecimiento por el proceso de desmonte, traslado y construcción. Saben que cuentan con la colaboración desinteresada de la Compañía y su mano de obra especializada.
Para el Cabo 1° Carlos Gualotuña, del Ejército del Ecuador, esta fue una enorme oportunidad profesional. Él aplicó todos sus conocimientos en la reconstrucción de la escuela y se destacó por el trabajo desempeñado. "Para volver a emplazar el colegio hubo que tomar en cuenta las características del terreno, medir en forma correcta y luego instalar los pilares que sirvieron de base para el armado", señaló.
En tanto, la Cabo Carolina Jorquera, del Ejército de Chile, sostuvo que además de ser un desafío para capacidades del contingente, esta fue una oportunidad única que le permitió trabajar con personas de otros países. "Pude compartir con representantes de toda América Latina y desarrollar una labor cuyos frutos patentes se verán en un futuro cercano", destacó.
El domingo, aunque el trabajo aún no había finalizado, gracias a su realización surgieron valores como la solidaridad, que es común a todas aquellas personas que vienen a Haití con el propósito de ser empáticos y ponerse en el lugar de quienes más lo necesitan.