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Jueves 13 de julio de 2006

Mensaje del Obispo Castrense de Chile en el "Día de la Espiritualidad de las FF.AA y de Orden"

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"Estos son los hombres que, mientras estuvieron en la tierra, plantaron la Iglesia con su sangre, bebieron el cáliz del Señor y llegaron a ser amigos de Dios".

Desde la fiesta de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo les escribo con la debida anticipación, para que estemos muy unidos en la plegaria ante tan trascendental celebración para nuestro Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Carabineros de Chile.

Sí, porque cultivar la espiritualidad, vivir cada día desde la fe, nos hará desarrollar una existencia más plena, positiva, constructiva, para nuestro entorno más cercano y nuestra patria entera. Qué alegría poder llegar al final de nuestras vidas pronunciando aquellas palabras de San Pablo: "He peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y ya está preparada para mi la corona de justicia, que el Señor... me dará" (2Tim 4).

Les saludo con especial afecto en Jesucristo el buen Pastor, desde el norte desértico hasta en los hielos del sur, embarcados en los océanos o haciendo soberanía en las alejadas montañas; llegando también a quienes se encuentren en nuestras misiones de paz en países necesitados.

Con palabras del Salmo 33 les invito: "Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos... Miren hacia Él y quedarán resplandecientes... Busqué al Señor: Él me respondió y me libró de todos mis temores..."

Agradezcamos al Alto Mando institucional, a las autoridades nacionales, a todos quienes nos apoyen en un crecimiento de una vida más religiosa; porque es el mayor bien para nuestras personas, familias y sociedad toda. ¡Demos a Dios lo que es de Dios!, es decir el reconocimiento supremo, la cotidiana atención a su santa voluntad manifestada especialmente en la sagrada Biblia, un permanente esfuerzo de poner en práctica estas enseñanzas que nos traen la paz del corazón y el mejor desempeño en la comunidad.

La Santísima Virgen María, venerada masivamente en Chile como Nuestra Señora del Carmen, continúe haciéndonos sentir su amoroso amparo de Madre. Que cada uno de nosotros le exprese su cariño y confianza rezándole cada día.

Un cordial saludo en particular a los Capellanes, que junto a las más diversas unidades celebran la santa Misa y Sacramentos, llevan adelante la Catequesis, visitan a las familias con sus enfermos, colaboran generosamente para el desarrollo de la espiritualidad que sea fuente de vida cristiana profunda y camino certero para llegar a la Patria celestial.

JUAN BARROS MADRID
OBISPO CASTRENSE DE CHILE