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Lunes 10 de agosto de 2020

El inicio de la historia épica que logró la primera circunnavegación al mundo

De aquella travesía, que comenzó hace 501 años, tan sólo regresaron 18 hombres liderados por Juan Sebastián Elcano en el Nao Victoria.

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El 10 de agosto de 1519, contando con el patrocinio de la Corona Española, una flota de cinco naos denominados “Santiago”, “San Antonio”, “Concepción”, “Trinidad” y “Victoria”, partía de Sevilla bajo el mando del hidalgo y navegante portugués Hernando de Magallanes. Más de un mes después, el 20 de septiembre, la expedición saldría del puerto de Sanlúcar de Barrameda.

El objetivo de la mencionada flota era alcanzar Las Molucas, islas productoras de las codiciadas especias, navegando hacia el Oeste, respetando el Tratado de Tordesillas firmado con la corona portuguesa, la cual había logrado alcanzar las islas siguiendo la ruta por el Este, navegando siguiendo la costa de África por el Cabo de Buena Esperanza.

Éste es el inicio de una historia épica en el que, por primera vez, se lograría circunnavegar el mundo, comprobando empíricamente su esfericidad. En la época fue calificado, según crónicas de la época, como “la gesta más maravillosa y el más grande acontecimiento humano registrado desde la creación del Mundo”. Los protagonistas salieron de puerto y volvieron tres años después exhaustos, pero cargados de novedades y noticias, con una visión del mundo hasta entonces desconocida.

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Componían la expedición marítima más de 200 marinos de varias latitudes. Aparte de españoles, había flamencos, franceses, alemanes, griegos e italianos, además de moros y negros, incluido el malayo Enrique, esclavo de Magallanes desde los días de juventud de éste en el Lejano Oriente al servicio de Portugal. El mundo era distinto porque no existía el concepto de Estado Nación, las luchas en Europa no eran encarnizadas debido a las reformas religiosas y el “Nuevo Mundo” aún tenía que ser explorado.

Antes de salir se bendijeron las banderas en la iglesia del convento de la Victoria, situado en la confluencia de las calles Pagés del Corro, Salado y Paraíso en la ciudad de Sevilla. La Virgen de la Victoria con su imagen era el centro del templo, en donde Hernando de Magallanes instruyó a los hombres a confesarse, era una empresa marítima que partía de la fe y unión con Dios, guiados con la Cruz de Santiago en sus velas.

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De aquella travesía que comenzó hace 501 años tan sólo regresaron 18 hombres liderados por Juan Sebastián Elcano en el Nao Victoria, los cuales arribando a puerto, en palabras del cronista de la expedición Antonio de Pigafetta, “iluminados por la temblorosa luz de unos velones, dejaron atrás las tablas del barco y se dirigieron descalzos hacia la misma iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, en acción de gracias”, por haber regresado con vida después de esta épica aventura.

Una historia que registraría el Estrecho de Magallanes como parte de sus hitos, siendo un elemento central en una empresa de exploración que cambiaría de diversas formas el mundo conocido por Occidente.