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Jueves 14 de febrero de 2013

Batallón Chile en Haití

Detrás de un delantal

Estarán en la MINUSTAH durante 6 meses y para muchos su labor es desconocida y anónima, pero no cabe duda que sin ellos, esta misión no podría ser la misma: esta es la historia de los rancheros de la Armada de Chile.

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El reloj marca las seis de la mañana y ya la cocina del Batallón Chile XIX (CHIBAT) está en funcionamiento. Esta unidad, que está al norte de Haití, específicamente en Cabo Haitiano, y que junto con la Compañía Prat y la Compañía O`Higgins albergan a unas 350 personas que, desde el mes de febrero, decidieron colocarse su quepi azul y ser parte de los peacekeeper que se encuentran colaborando para la MINUSTAH.

Han pasado más de un mes y ya se siente la ardua labor que día a día los funcionarios de la paz deben realizar en este país y específicamente los de este batallón, quienes deben velar por mantener un entorno seguro y estable en la segunda ciudad más grande de este país. La tarea no es fácil, más aún, cuando deben realizar patrullas de largo alcance en lugares que muchas veces tienen condiciones inhóspitas de vialidad.

¿Cómo lograr que estos cascos azules logren desarrollar adecuadamente esta misión, como tantas otras, sin que la moral disminuya y teniendo las capacidades operativas óptimas frente a situaciones de esta índole?

Pero como bien ya lo disipaba Napoleón hay que tener presente, frente a este tipo de interrogantes, que ante todo: “Un ejército marcha sobre su estómago” y eso bien lo saben los rancheros del CHIBAT, que a lo largo de su estadía en este país, han posibilitado que el contingente nacional pueda embarcarse en esta intensa, pero no menos satisfactoria labor.

Así lo reconoce el Cabo 1º Ángelo Becerra, quien ya con sus 13 años de servicio en la Institución sabe la importancia que tiene su labor en el correcto devenir de una misión. “Para mi estar acá significa un gran desafío, ya que no sólo estoy representando a la Armada de Chile, sino a todo un país. A través de mi trabajo, el cual posibilita que con un rico y bien preparado plato de comida, los integrantes de esta unidad puedan ejercer mejor sus tareas”.

De igual forma piensa su compañero de trabajo, el Sargento 2º Iván Pozo, quien señala que el momento más satisfactorio para él es cuando las personas se le acercan luego de la hora del rancho. “Para mi entregar un adecuada alimentación, es entregar bienestar, por eso cuando la gente me felicita me siento muy bien al saber que mi labor ayuda a que el contingente esté contento y con más ímpetu para llevar a cabo su trabajo. Eso es impagable”.

Todos los días estos rancheros deben entregar 800 colaciones, entre almuerzo y cena, las cuales deben ser distribuidas a las 16:00 horas. “Cuando terminamos nuestra jornada laboral, nos sacamos nuestros delantales y vemos en los comedores cómo los patrulleros, con cara de cansancio, disfrutan nuestra comida. Nos sentimos orgullosos de servir en esta misión, de ver que estas personas saben que van a ser bien recibidos en su cuartel, en su casa”, manifiesta el Sargento 2º José Miguel Navarro.

Pan: el alimento más preciado

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Chile se ha caracterizado por ser uno de los países que más consume pan en el mundo y bien lo sabe el panadero, Sargento 2º Luis Romero, quien es el encargado de que todos los días, en la mesa al  desayuno, esté listo el tan preciado pan caliente y crujiente que esperan las cientos de personas que conforman el Batallón Chile. “Nosotros como panaderos somos un apoyo logístico fundamental para este cuartel, ya que desde las 04:00 am comenzamos a preparar este alimento, que es parte primordial dentro de la dieta alimenticia del contingente nacional”.

De igual forma, asegura que la innovación es parte crucial en esta labor. “Siempre tratamos de hacer algo nuevo, desde una tartaleta o un postre para el desayuno. Tal vez esa mínima variación en el menú, ayuda a comenzar el trabajo de manera distinta, alegre, pero por sobre todo las cosas, posibilita que las personas tengan más energías para seguir colaborando en esta misión de paz”. Asimismo, considera que: “tal vez alguien pueda creer que no tiene una mayor relevancia nuestra labor. Pero cómo no, si cuando entregamos una torta de cumpleaños, las personas se emocionan al ver que a pesar de estar lejos de sus familias, nos acordamos de ellos y que puede pasar un grato momento con sus compañeros”.

Haciendo amigos lejos de casa


Imagen“Aunque he estado otra veces lejos de mi familia, no hay día que no extrañe a mis seres queridos, pero el cariño de las personas que nos demuestran a la hora de agradecer el rancho, me permite seguir trabajando cada vez mejor y construir un espacio de integridad y grata compañía con mis carretas”, declara el Sargento 2º Iván Pozo.Aunque la cocina siempre ha sido su hogar, el escenario es bastante disímil de otras destinaciones, no sólo porque están en uno de los países más pobres del mundo, sino porque también están lejos de sus familias.

 

Es así como también comenta el Cabo Becerra, quien asegura que no existen diferencias entre los rancheros del Ejército de Chile y Armada de Chile. “El estar unidos bajo una misma bandera, una misma misión, nos permiten apoyarnos continuamente. Somos un solo grupo, somos todos cascos azules”.

Todos aseguran sentirse cada día más compenetrados como compañeros, que la tarea que deben realizar así lo requiere y nunca falta el apoyo y la generosidad. “Lo más lindo de estar acá es que nos vamos traspasando conocimiento, si uno no sabe hacer algo, otro lo ayuda. Ese intercambio de información nos hace crecer como personas”, asegura el Sargento Romero.

Asimismo, declaran que lo único que los diferencia son las terminologías que utilizan, pero hasta ese tipo de situaciones les permiten vivir momentos de diversión. “En ocasiones no entendemos lo que nos quieren decir nuestros compañeros del Ejército, pero nunca falta la buena disposición para entendernos. Nos reímos mucho lo cual es muy saludable, ya que una sonrisa posibilita que cada uno de nosotros vea que durante estos seis meses en el área de misión, estamos formando nuevos amigos”, señala el Cabo Becerra.