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Viernes 21 de noviembre de 2014

Los Primeros Pasos de Chile en pro de su Independencia

Los patriotas comprendieron que si no dominaban el mar, todos los esfuerzos en tierra serían inútiles.

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General José Miguel Carrera

Carencia de una Fuerza Naval

Al iniciarse el movimiento emancipador en Chile, con la formación de la Primera Junta Nacional de Gobierno, el 18 de septiembre de 1810, España no era capaz de imponer su autoridad en América y en las más alejadas áreas del Pacífico sur.

Por su parte, los líderes del movimiento emancipador en Chile, como herederos del pensamiento hispánico, no se percataron inicialmente del importante papel que jugaría el poder naval en la lucha por la independencia. Ello es entendible debido a que el Reino de Chile no poseía un comercio marítimo propio, primero lo realizaron los españoles y luego los norteamericanos y naves de otros países, por lo que no habían muchas personas conocedoras de los asuntos del mar.

Como consecuencia de lo anterior, no se contaba con fuerzas navales, lo que le permitió al virreinato del Perú ejercer sin oposición el dominio del mar con los escasos medios que disponía.

Con el objetivo de recuperar el Reino de Chile, el Virrey del Perú, José Fernando de Abascal, decidió organizar una fuerza expedicionaria, la que puso bajo el mando del Brigadier Antonio Pareja. La expedición estuvo formada por una reducida tropa, cuyos efectivos debían incrementarse con fuerzas de Chiloé y Valdivia, para lo cual transportaron abundantes pertrechos y armas. La flotilla zarpó de El Callao, el 10 de diciembre de 1812, con rumbo al sur, arribando y desembarcando sus tropas en San Carlos de Ancud el 18 de enero de 1813. Luego de organizar sus fuerzas, el 17 de marzo zarpó en dirección a Valdivia, donde recaló el día 20 para sumar tropas y armamentos, dirigiéndose posteriormente a San Vicente donde fondeó el 26 de marzo. A pesar de la valerosa defensa que realizó el Gobernador de Talcahuano, Teniente Coronel Rafael de la Sotta, este puerto y la ciudad de Concepción cayeron en manos de las tropas realistas.

Las acciones militares significaron que los patriotas tuvieran que replegarse al norte del rio Bio - Bio, concentrándose en Talca. Desde allí, el General José Miguel Carrera intentó bloquear el puerto de Talcahuano para impedir la llegada de refuerzos para el Brigadier Pareja.

Al producirse la invasión de las fuerzas realistas con tanta facilidad, los patriotas comprendieron que si no dominaban el mar, todos los esfuerzos en tierra serían inútiles. Quedó en evidencia que se requería una fuerza naval para levantar el bloqueo impuesto por los corsarios, asegurar las costas contra la invasión e interrumpir las comunicaciones marítimas entre El Callao y las fuerzas desembarcadas en el sur, impidiendo así la llegada de refuerzos y abastecimientos.

Una vez conocidos los acontecimientos en Santiago, la Junta de Gobierno, el Senado y los principales jefes militares, acordaron designar como General en Jefe del Ejército a José Miguel Carrera, éste en carta a las autoridades de gobierno, les indicaba la necesidad de armar buques para operar sobre Talcahuano.

La Junta de Gobierno acogió la proposición del general Carrera y dispuso que el Gobernador de Valparaíso, Francisco de la Lastra adquiriera o arrendara dos buques para apresar a la fragata corsaria "Warren" que bloqueaba el puerto de Valparaíso, para luego dirigirse a Talcahuano con el objetivo de bloquearlo. De la Lastra arrendó la fragata “Perla” y adquirió el bergantín “Potrillo”, ambos norteamericanos. Esta escuadrilla permitiría, además de destruir a los corsarios limeños, bloquear la ofensiva del Brigadier Pareja y recuperar Talcahuano.

Con armamento requisado a un buque portugués, se armaron ambos buques y con donativos del vecindario se enganchó la tripulación necesaria, incentivándola con promesas de repartir el producto de la presa.

El Primer intento

El 02 de mayo de 1813 zarparon ambos buques a enfrentar a la fragata "Warren". Cuando todos esperaban ver sucumbir a la nave realista, la "Perla" se situó al costado de la "Warren" y ambas dirigieron sus fuegos en contra del bergantín "Potrillo", capturándolo ante la mirada atónita de los porteños.

Esta primera acción, inhibió toda otra iniciativa para conformar una fuerza naval durante la Patria Vieja.

En febrero de 1814, una segunda expedición realista enviada por el Virrey del Perú, al mando del Coronel Gabino Gainza, arribó a las costas de Arauco a bordo del bergantín “Potrillo” y la corbeta “Sebastiana”. En ese lugar ya estaban los buques mercantes “Trinidad” y “Mercedes” que habían transportado refuerzos desde El Callao. Desembarcadas las fuerzas, marchó hacia el norte, evitando Talcahuano que había sido recuperado por los patriotas.

Posteriormente, el 03 de mayo de 1814, el Coronel Gainza, junto a representantes del gobierno chileno, firmó el Tratado de Lircay que suspendió brevemente las hostilidades, ya que el Virrey Abascal no lo refrendó; por el contrario, sabiendo que Gainza se mantenía en Chile con una fuerza de más de 2.000 hombres y que Valdivia y Chiloé se mantenían incólumes, despachó una tercera expedición con la corbeta “Sebastiana”, el bergantín “Potrillo” y el “Asia”, transportando refuerzos al mando del Coronel Mariano Osorio, que al no encontrar oposición en el mar, al igual que en las anteriores expediciones, desembarcó en Talcahuano, ya en poder de los realistas, a comienzos de agosto de 1814 y marchó al norte, derrotando al ejército patriota en la Batalla de Rancagua, 01 y 02 de octubre, para luego dirigirse a Santiago, que fue ocupada por las fuerzas realistas.

La restauración del poder español sólo fue posible por el libre uso del mar que le permitió al Virrey del Perú transportar sin oposición sus fuerzas militares expedicionarias, refuerzos y pertrechos, apoyándose en las posiciones estratégicas que tenía en Chile, como Valdivia y Chiloé.