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Jueves 15 de octubre de 2015

Pingüinos y focas despiden dotación de la Base Naval “Arturo Prat”

Este acontecimiento marca el término del aislamiento de la dotación naval, ya que con la llegada de los pingüinos Papúa, junto a las focas de Wedell, es posible observar vida animal en el sector

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Cerca de 300 pingüinos Papúa llegaron a las inmedicaciones de la repartición naval

Antártica. Durante los últimos días, la dotación de la Base Naval Antártica “Arturo Prat”, fue testigo de la presencia de numerosas especies que se han acercado a las instalaciones de la Armada en Isla Rey Jorge.

Particularmente, se trata de focas de Weddell, las cuales que llegaron al borde costero en Bahía Chile y a las inmediaciones de la Base Naval, lugar propicio para en nacimiento de sus crías. 

Estos ejemplares se caracterizan por alcanzar longitudes de hasta tres metros de largo y aproximadamente 400 kilos. Las hembras, levemente más grandes que los machos, aparearon crías que miden aproximadamente 1,5 metros y pueden pesar hasta 30 kilos.

A los pocos días, un singular arribo efectuó una colonia de pingüinos Papúa al entorno de la repartición naval, conformando una columna de trescientos ejemplares aproximadamente, los cuales emprendieron la marcha en busca de un sector para nidificar, ya que entre octubre y noviembre de cada año, llegan los machos a las colonias reproductivas.

El pingüino Papúa se caracteriza por ser una especie de tamaño medio, alcanzando entre los 50 y 90 cm. de estura y con un peso de entre los 4,5 y 8.5 kilos. Se identifican por una franja de color blanco, que parte desde los ojos hacia la parte posterior de su cabeza.

Este acontecimiento, marca el término del aislamiento de la dotación naval, ya que con la llegada de estos ejemplares, junto a las focas de Wedell, es posible observar vida animal en el sector. La dotación de la Base Naval, tuvo la oportunidad de registrar fotográficamente esta colonia de pingüinos Papúa y observar el comportamiento de estos ejemplares en su marcha. Como firmantes del Protocolo de Madrid, los humanos tienen prohibido acercarse a menos de cinco metros de la fauna que habita o transita en el lugar, con la finalidad de generar el menor impacto posible.