Miércoles 16 de marzo de 2016
Armada e Inach contribuyen a descifrar el origen del Continente Antártico
Tras haber navegado 7.095 kilómetros en 28 días de travesía, el Transporte AP-41 “Aquiles” regresó a su puerto base, en Valparaíso. La expedición tuvo por objetivo dar apoyo logístico al Instituto Antártico Chileno (INACH) para el desarrollo de diversos proyectos científicos que pretenden revelar el origen y evolución del Continente Antártico
Antártica. Islote Isabel Riquelme, Bahía Fildes, Cabo Shirreff, penínsulas Coppermine y Byers, y las islas Smith, Low y Doumer, fueron los ocho puntos geográficos de la Antártica donde arribó el buque para concretar el traslado o retiro de 76 científicos y personal logístico que operaron en estos sectores para la obtención de muestras.
Para el Comandante del “Aquiles”, Capitán de Fragata Gonzalo Rodríguez, la Armada de Chile tiene el privilegio de contribuir cada año al conocimiento científico gracias a las capacidades de sus buques y a la experiencia de sus dotaciones, que se remontan al año 1947, cuando la Institución cumple su primera comisión a la Antártica.
“La gran capacidad para llevar carga y albergar a investigadores, la disponibilidad de helicópteros para el acercamiento a puntos de muestreo de difícil acceso marítimo y la presencia de buzos de salvataje para resguardar la seguridad de los científicos, son las principales características del Aquiles para desplegar esta importante labor”, destacó el Comandante Rodríguez.
Respecto a las investigaciones realizadas, Paulina Rojas, Coordinadora Científica del INACH, cuenta que “el buque Aquiles permitió una larga estadía para que los investigadores pudieran ejecutar esta tercera fase marítima de la Expedición Científica Antártica (ECA 52°), donde tuvimos a bordo a investigadores de distintos niveles de experiencia en ciencia antártica, existiendo estudiantes de pregrado y también de postgrado, no solo a nivel nacional, sino también internacional”.
Joaquín Bastías, Geólogo y candidato a Doctor en la Universidad de Ginebra (Suiza), hace dos año asumió junto a su equipo la misión de descifrar el origen del continente helado, a través de la edad y temperatura de las rocas.
Señala que su trabajo se sitúa en un paradigma no resuelto por la comunidad científica en lo referente al estado en que se encontraba el continente sudamericano y la Península Antártica. “Sabemos que los continentes estuvieron unidos, pero se desconoce con precisión si estaban conectados al oeste, este o sur de la Patagonia, como también de dónde viene la Península Antártica como bloque continental. Pero nuestro interés no es solo aportar al conocimiento paleogeográfico (rama que estudia la disposición de los continentes), sino además establecer la forma en que los procesos tectónicos influyen en la diversificación de las especies y en los cambios climáticos a largo plazo, es decir en la teoría evolutiva”, expresó.
Uno de los cinco proyectos adjudicados en el Concurso de Apoyo de Tesis de Postgrado de INACH, fue la búsqueda de información sobre el rol de la variabilidad climática y la dependencia que existe entre la madre-cría del lobo Marino Antártico sobre las decisiones de forrajeo. Esta investigación fue realizada en el sector de Cabo Shirreff, en las Islas Shetland del Sur, por Renato Borrás, Biólogo Marino y candidato a Doctor en Ecología de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Borrás explica que en Cabo Shirreff confluyen variadas especies subantárticas y antárticas, siendo este el límite sur de la distribución geográfica de las especies, como su modelo de estudio: el Lobo Marino Antártico. “Debido a que el área correspondiente al oeste de la Península Antártica es uno de los tres puntos geográficos del planeta donde se ha evidenciado una mayor aceleración en el incremento de la temperatura, a través del estudio de estas colonias podemos determinar cuáles son las estrategias que la especie utiliza para adquirir el alimento en lugares con alta variabilidad ambiental, y así entender mejor el efecto del cambio climático”. Esta investigación es financiada en forma conjunta por el INACH, Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICYT) y por la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) de Estados Unidos.
Así, desde nuestro mar austral, el AP-41 “Aquiles” arribó a Valparaíso con la misión encomendada cumplida. La tarea significó reforzar en un 52% su dotación, con la finalidad de generar un mayor grado de autonomía debido a la lejanía con puertos para el abastecimiento del buque y a las extremas condiciones meteorológicas que se viven en la Antártica.