30 años desde que la Espada de Prat fue recibida por la Armada

Martes 21 de julio de 2020

La importante reliquia se encuentra en una sala dedicada especialmente al Héroe Naval, ubicada en la Escuela Naval.

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Valparaíso. Fue un 21 de julio, “un día frío y soleado de ese invierno, una caravana de autos y furgones salió de la Escuela Naval con rumbo a Santiago, la delegación la conformaban oficiales, brigadieres, cadetes y por supuesto quien escribe. Acompañaba además a esta delegación un pequeño grupo de seguridad designado por la Comandancia en Jefe en consideración al valor inestimable de nuestra carga de regreso. Alrededor de las 11 de la mañana tocábamos la puerta de la casa de doña Elena Walker de Prat en un plácido barrio de Las Condes”, así comienza a contar Tomás Schlack, ex Director de la Escuela Naval "Arturo Prat" cómo fue el día en que la espada de Arturo Prat fue recibida por la Armada de Chile.

Arturo Prat Chacón y Carmela Carvajal tuvieron tres hijos: Carmela de la Concepción nacida en 1874 y quien falleció a los nueve meses; Blanca Estela nacida en 1876; y Arturo quien llegó a la familia en 1878. A la muerte de Carmela Carvajal en 1931, la espada de Arturo Prat, que se encontraba en su poder, pasó a manos de su hijo Arturo Prat Carvajal quien contrajo matrimonio con Blanca Echaurren. De esa unión nacieron sus hijos Arturo, Guillermo, Jorge, Carlos y Roberto. A la muerte de Arturo Prat Carvajal, la espada fue heredada por su hijo primogénito, Arturo Prat Echaurren, quien contrajo matrimonio con Elena Walker Vial. De este matrimonio nació su única hija, María Elena Esmeralda. Arturo falleció en 1988, quedando la espada en custodia de su viuda Elena.

Continuando con el relato de quien fuese a buscar esta importante reliquia, Tomás Schlack comentó que “una vez en el interior de la casa, Doña Elena me pidió que la acompañara con algunos oficiales a otra sala un poco más pequeña, la que resultó ser la oficina de su difunto esposo. Más pinturas y recuerdos de esos días de Iquique. Un antiguo óleo en donde está la figura de Prat saltando al abordaje. Carmela y sus hijos en una foto color sepia ya gastada por el tiempo, cartas enmarcadas y muchos otros recuerdos que hacía de esa sala un altar de historia íntima de una familia orgullosa de su ascendencia. Sentí en mi piel y en mi corazón que Arturo Prat, el gran Capitán, estaba ahí. En un costado de uno de los muros de color ocre había una concavidad que se encontraba cubierta con un vidrio, en su interior se encontraba una caja de madera labrada con su cubierta de cristal biselado. Dentro de esa caja se encontraba una espada. La observamos en silencio, la señora Elena levantó la cubierta de vidrio para sacar la caja de madera, sin que me lo pidiera le ayudé a hacerlo”.

"Esta caja de madera la mandó a hacer Carmela para guardar la espada de su Arturo. Jamás se desprendía de ella. Cuando se le incendió su casa en Valparaíso lo único que ella atinó a salvar fue esta caja con la espada", recuerda que le dijo Elena Walker de Prat.

“Al terminar esa breve historia me quedó mirando y me entregó su tesoro. Con la ayuda de un Oficial abrí la tapa y tomé la espada. Tomé la empuñadura con delicadeza. Emocionado pensé en el gran Comandante aferrado a ella en el momento de su muerte. Miré a doña Elena, le dije gracias y volví a colocar la espada en la caja de madera”, recuerda Tomás Schlack.

El 21 de julio de 1990 en el Patio de la Escuela Naval se realizó la ceremonia donde no sólo estuvieron presentes autoridades nacionales y el Alto Mando Naval, también estuvo Esmeralda, la bisnieta de Arturo Prat; Doña Blanca y el hijo de Esmeralda, Nicolás de poco más de 10 años.

Entre los que hablaron durante la ceremonia destacó la viuda de Prat Echaurren quien, con su suave y débil voz, conmovió a los asistentes al expresar con la dulzura que da la edad, los sentimientos que invadían su admiración por el héroe. "Con profunda emoción mi hija Esmeralda, mi nieto Nicolás y yo, cumplimos con el deseo de mi esposo Arturo Prat Echaurren, de entregar la espada de Arturo Prat a la Escuela Naval”, pronunció en la ocasión.

Fue Nicolás, el hijo adolescente de Esmeralda, quien salió de la tribuna, tomó el almohadón azul y dorado con la espada y se lo depositó en los brazos a un Oficial quien a su vez se lo entregó a un Cadete de primer año. A los sones de la marcha naval, el Cadete con la espada cruzó el patio de honor y se detuvo frente a la última compañía de la Escuela Naval.

“Ese Cadete erguido y orgulloso con la espada sobre sus brazos, unía en el tiempo el alma de la Escuela Naval con el alma de Prat esa gloriosa mañana de mayo. Ese joven era la mayor semejanza que podía existir con el Cadete Prat cuando, al igual que él, recién siendo un niño, había ingresado al viejo plantel para servir a su Patria. Ese joven Cadete era Arturo Prat. El silencio de pronto se rompe con el Himno de la Escuela Naval. Todos cantan y entonando los versos sagrados, el Cadete y la espada comienzan, con paso firme, a recorrer la senda de compromiso frente a la formación de cadetes. Los cadetes navales chilenos por la Patria juramos morir. Las miradas siguen el brillo que irradia el filo de la espada, brillo que a cada cadete le señala el camino de honor y de gloria, el camino de vencer o morir. La escena de ese Cadete desfilando con la espada frente a la formación de cadetes ha sido lo más emotivo y significativo que he presenciado. Fue una mañana plena de simbolismo y tradición”, finalizó su recuerdo el ex Director de la Escuela Naval, Tomás Schlack, quien tuvo el honor de ser parte de esa recordada jornada.

Actualmente la espada se encuentra resguardada en la Sala Comandante Arturo Prat en la Escuela Naval junto a otros  tesoros de enorme significación, ya que tocan la intimidad espiritual del héroe y se conservan junto a su solicitud para ingresar a la Escuela Naval, de puño y letra, cuando sólo era un niño de 10 años de edad.

Nuestros Héroes del Mar van grabando a fuego en los cadetes navales su espíritu trascendente con valores y virtudes del amor a Dios, a la Patria y a la Familia, en forma especial “Arturo Prat”, nuestro héroe máximo y marino ejemplar, que distingue a esta Escuela Naval al llevar su nombre.